EL COGITO CARTESIANO Y SUS ANTECEDENTES


A Descartes ya se le hizo saber que su argumento coincidía con algunas formulaciones de Aristóteles, en textos como De sensu (VII 488 a 25) y Física (VIII 3, 254 a 22) (según refiere Ferrater Mora), donde “Aristóteles mantiene que la autopercepción es acompañada del conocimiento de la propia existencia”. No obstante, los historiadores no creen demasiado en el peso de estas ideas sobre la formulación del cogito cartesiano.
El antecedente agustiniano sí que es más tenido en cuenta como antecedente para Descartes. Mersenne advirtió el parecido en la expresión agustiniana, de sobras conocida como “Si fallor sum”, “Si yerro, existo”. Agustín considera que “si me engaño, existo. El que no existe no puede engañarse, luego yo existo si me engaño” (Ciudad de Dios XI cap. 26). Para ello, Agustín apela a lo que él llama el sentido interior, la posibilidad de mirar hacia adentro y hacer introspección, observar nuestra subjetividad, alcanzar un cierto grado de autoconsciencia. A partir de aquí, Agustín concluye tres verdades irrefutables: soy, conozco, amo. Agustín cree ver en esta trinidad un reflejo de la trinidad cristiana.
Arnauld, en las Cuartas objeciones, también se refiere a esta misma formulación en otra obra, De libero arbitrio (II, 3, núm. 7), donde Agustín dice: “¿Y si acaso temes engañarte en esta pregunta? Pero si tú no existieras, no podrías en modo alguno engañarte”. En otro pasaje, de De Trinitate (X, 10, núm. 12), Arnauld encuentra otro parecido, que remite a Descartes por carta (3 de junio de 1648): “¿Quién puede dudar que vive, recuerda, comprende, quiere, piensa, sabe y juzga?”
En las respuestas a estas diferentes objeciones, Descartes no da pistas sobre si se inspiró en Agustín para su formulación del cogito, sigue Ferrater, pero remarca que el uso agustiniano del argumento fue diferente del suyo, que en él realidad buscaba afirmar la inmaterialidad del yo mientras que Agustín sólo buscaba la certidumbre de su existencia. Pero los pasajes cartesianos traicionan claramente esta afirmación, en tanto que el cogito se constituye en la primera verdad indudable que Descartes descubre, al margen de su constitución inmaterial. De todas formas, queda sin aclarar si Descartes conocía ya las formulaciones agustinianas, antes de afirmar las suyas, y luego intentó borrar sus propias huellas, como sugiere Ortega y Gasset. ¿Era Descartes un agustiniano oculto en su propio relato, o simplemente no hay vínculos de influencia entre ambos autores, sino sólo coincidencia en las formulaciones de dos tesis filosóficas que de fondo son totalmente distintas? Ferrater aduce numerosos argumentos en pro y en contra, e incluso llega a un punto intermedio, siguiendo a Gilson.

FUENTE: Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía

Comentarios

ENTRADAS MÁS VISITADAS EN LA ÚLTIMA SEMANA

LAS IDEAS INNATAS DE DESCARTES

KANT Y LA MENTIRA

DESCARTES Y LA DUDA (actualización)

KANT: LA BONA VOLUNTAT I EL DEURE MORAL

CRONOLOGÍA DE LAS OBRAS DE PLATÓN