NIETZSCHE: EL CONTEXTO


Contexto socio-político
La vida de Nietzsche abarca la segunda mitad del siglo XIX (1844-1900), un período muy convulso y agitado en el que se entrecruzan diversos movimientos de transformación políticos, sociales y económicos, entre los que podemos mencionar el proceso de industrialización (la “segunda Revolución industrial”), la aparición de un nuevo tipo de capitalismo, la corriente nacionalista y liberal, y los movimientos obreros (marcados por la lucha entre la burguesía y el proletariado).

El siglo XIX es también un siglo de enfrentamientos entre tendencias opuestas como el liberalismo, el tradicionalismo, el socialismo, el anarquismo..., enfrentamientos que darán lugar a luchas nacionales, guerras territoriales y revoluciones sociales. Se trata, en definitiva, de una época en la que los viejos ideales de la Ilustración empiezan a “derrumbarse”, siendo Nietzsche uno de sus mayores críticos.

Por lo que se refiere a Alemania, en el siglo XIX se dan cita la mayor parte de los movimientos y fenómenos que acabamos de citar. De un lado Alemania está inmersa en un proceso que va desde su nacimiento como Estado hasta su transformación en un Imperio.

En 1815, con la derrota de Napoleón, Prusia se anexionó Renania, según lo establecido en el Congreso de Viena, y los príncipes alemanes crearon la Confederación Germánica, una coalición integrada por 39 estados independientes, excepto en la política exterior.

Nietzsche, se mostraría siempre crítico con el nacionalismo e imperialismo alemán. De hecho, Nietzsche criticaría la realidad misma del Estado, porque, según él, el Estado es un instrumento creado por los “débiles” para protegerse y vengarse de los “fuertes”.

Paralelamente, se va introduciendo en Alemania la democracia, sistema que Nietzsche considera decadente porque favorece el ascenso de los mediocres, los hombres de partido, e impide el desarrollo de espíritus fuertes y libres. Un juicio igual de negativo merece para Nietzsche los partidos políticos y los procesos electorales.

Por otra parte, en el último cuarto del siglo XIX se va consolidando la segunda Revolución Industrial en Alemania, gracias al aumento demográfico y a los avances científicos y técnicos (en concreto, gracias al descubrimiento de la electricidad y su aplicación a los procesos de fabricación). Todo ello, unido a una mejora de las comunicaciones, terminará por situar a Alemania como la primera potencia económica del momento.

La cara negativa de este proceso la representan las pésimas condiciones laborales en las que se hallaba el proletariado de la época. Su situación estimulará la aparición del movimiento obrero.


Contexto cultural
Culturalmente, el siglo XIX destaca por sus innovaciones en todos los ámbitos. La ciencia aporta descubrimientos fundamentales, tales como la vacuna de Pasteur, la teoría de la evolución de Darwin, las leyes de la genética de Mendel, el nacimiento de la psicología como ciencia empírica con Wundt... También la técnica alcanza grandes logros con inventos como el telégrafo (Marconi), el automóvil o la lámpara eléctrica (Edison). A este respecto, Nietzsche también dedicará parte de su crítica a los científicos, a los que considera “siervos del poder”.

Por otra parte, en música destacan grandes figuras como Wagner (con quien Nietzsche tuvo encuentros y desencuentros). En pintura surgen el realismo, el naturalismo, el impresionismo (Van Gogh, Sorolla, Manet...) y el expresionismo. En literatura encontramos diversos movimientos: romanticismo, realismo, naturalismo...


Contexto filosófico
Por lo que se refiere al contexto filosófico, el siglo XIX está marcado por la aparición de múltiples corrientes de pensamiento opuestas entre sí. La Ilustración alemana (siglo XVIII), y en especial su gran pensador Kant, dio paso al romanticismo y al idealismo de Fichte, Schelling y Hegel. A la muerte de éste último se produce un giro del idealismo hacia el materialismo con la izquierda hegeliana (Feuerbach y luego Marx). Ya en la segunda mitad del siglo XIX, nos encontramos con diversas corrientes que comparten el escenario con Nietzsche: el positivismo de A. Comte, que subraya el papel sociológico de la filosofía, el socialismo científico de Marx y Engels (que hace derivar las ideas de la estructura económica), el historicismo de Dilthey y el “vitalismo” (corriente en la que se enmarca nuestro autor y que tiene su inspirador en Schopenhauer). Pero quienes terminarían por socavar los pilares del pensamiento occidental serían los “maestros de la sospecha”: Freud, Marx y Nietzsche.


Fuentes de inspiración
Finalmente, el pensamiento de Nietzsche se nutre de varias fuentes, algunas de ellas muy diferentes entre sí. En primer lugar, la primera gran fuente de la filosofía de Nietzsche la constituye la filosofía griega, de la cual hizo una reinterpretación muy peculiar, al rechazar la época clásica en aras de la época arcaica, en la que la tensión dialéctica entre lo “apolíneo” y lo “dionisíaco” era un fiel reflejo del carácter contradictorio de la vida.

En segundo lugar, el pensamiento de Nietzsche se nutre también de Schopenhauer. Nietzsche le da la vuelta al pesimismo de la concepción de Schopenhauer para pasar a una consideración más optimista y vital, y prueba de ello es su concepción de la “voluntad de poder”.

En último lugar, recibe cierta influencia del pensamiento evolucionista de Darwin, en especial de sus nociones de “lucha por la vida” y de la “selección natural”.

Fuente: filobloguera.

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