RESEÑA: las razones de la democracia (1999)


Reseña mía del libro de Marcos Roitman, Las razones de la democracia (Madrid, Sequitur, 1998), publicada en Lateral, mayo de 1999. Roitman es autor también de Democracia sin demócratas (Madrid, Sequitur, 2007) (reseña mía de este libro en Astrolabio núm. 6, 2008, en este enlace).







Las razones de la democracia es un libro escrito para nostálgicos del pensamiento fuerte y de un proyecto social sin fisuras, más propio de la izquierda predemocrática que de los tiempos que nos ha tocado vivir. Es, ciertamente, una crítica a la izquierda pragmática que ha renunciado a los ideales para entregarse al economicismo liberal, y una denuncia del fin de la ética en el pensamiento crítico subordinado al indiscutido axioma del mercado y convertido al pensamiento sistémico (único), incapaz de proporcionar un desarrollo cabalmente democrático a la sociedad que representa.



En este punto puede ser bien recibido, pero como crítica a la democracia actual y sus vínculos con el capitalismo contiene algunos fallos esenciales, porque desarrolla una descripción del capitalismo anclada en la etapa disciplinaria del mismo. El autor parece no haber advertido que “la explotación y acumulación del dinero-capital” y “la ganancia, el interés y el atesoramiento” ya no forman parte esencial del mecanismo operativo del capitalismo. Cualquier crítica al capitalismo actual ha de reconocer la deconstrucción de las estructuras disciplinarias (racionalizadas, rígidas, ahorrativas, acumulativas, anales) y su sustitución por estructuras más flexibles, hedonistas (hiperconsumistas, hedonistas, personalizadas, narcisistas, genitales). 


El hombre occidental contemporáneo no está sometido al mercado, sino plenamente entregado a él. Es más, hasta los valores éticos se venden. El pensamiento crítico ha de afrontar esta situación, y considerar la cuestión de la democracia desde el punto de vista de la operatividad del sistema, más que desde la necesidad de los valores. La democracia necesita reglas de juego aceptables para todos, pero las sociedades tardocapitalistas no van a admitir fácilmente que los valores éticos entren a formar parte de ese conjunto de propias reglas. Las razones de la democracia son, desde Pericles, razones operativas, y los valores éticos, privados, para que el espacio público pueda ser de todos.

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