Delphine, de Germaine Necker (1802)


Novela publicada a finales de 1802, Delphine causó un gran revuelo en los círculos literarios y los salones. El personaje de Delphine representa a Germaine durante su juventud, una personificación de una etapa de puro sentimiento y bajo la influencia de la lectura de la Nouvelle Héloïse, de Rousseau (Sainte-Beuve, Portraits, pág. 178). La acción se sitúa entre 1790 y 1794, es decir, en los momentos más radicales de la Revolución. Tiene un tono autobiográfico donde se pueden reconocer algunas figuras reales, como Constant, en el personaje de M. de Lebensei, o Talleyrand, en un personaje femenino, Mme de Vernon. Bajo el manto de un argumento de intriga política, la obra pone en escena la condición de la mujer en ese entorno social elitista y liberal que tan bien conoce la autora, para así denunciar la miseria moral de tales círculos dominados por hombres ambiciosos.
La recepción de Delphine fue incontenible. Staël había plasmado en su obra sus opiniones sobre religión, política, matrimonio, etc., opiniones que pueden remontarse a su juventud, en los años 90-92, y que en aquella época encajaban en los nuevos aires de liberación revolucionaria, pero que en este momento, en plena recuperación espiritual y religiosa, gracias al proyecto de Concordato entre Francia y Roma, van a chocar con las posiciones oficiales. Desde los sectores afines al régimen napoleónico, en el círculo de Chateaubriand, arrecian las críticas. Desde el Journal des Débats (diciembre de 1802) se dice que es un texto peligroso e inmoral que desprecia a la revelación, dado que hace apología del divorcio (mala opción, viniendo de la hija de Mme Necker, que había sido autora de un libro contra esta práctica, Réflexions sur le divorce, publicado en 1794). Y en alguna reseña se llega a comparar a Delphine con la Justine de Sade.
Fontanes
Louis de Fontanes (1757-1821), hombre poderoso del régimen consular, crítico literario, poeta, amigo personal de Chateaubriand y amante de la hermana de Napoléon, escribió un artículo en Le Mercure, donde más o menos decía, según cita Sainte-Beuve: “Delphine habla del amor como una bacante, de Dios como un quakero, de la muerte como un granadero, y de la moral como un sofista.”
Para Sainte-Beuve, se trataba de un ataque personal contra una mujer eminente en el campo literario, de una altura que no ha vuelto a verse después. Opina que la virulencia del ataque era más por ser mujer el objetivo a batir que por razones de fondo, aunque se alegasen faltas contra la moral, opiniones que eran discutibles porque no eran afines al catolicismo, pero tampoco eran antirreligiosas, sino cercanas a la idea de religión natural de Rousseau.
Por lo demás, en Delphine (y también en su De la littérature...) se refleja la necesidad de Germaine de hallar la felicidad eterna en la relación con un hombre, idealización del matrimonio romántico. Es lo que ha buscado en todos sus amantes y que sólo encontrará verdaderamente en el último de ellos, Jean Rocca, aunque carente de todo encanto literario.

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