HISTORIA: el calendario republicano francés (1793-1806)


El decreto de la Convención, del 5 de octubre de 1793, estableció en nuevo calendario revolucionario para la I República francesa, que pretendió sustituir el antiguo calendario gregoriano tanto a efectos administrativos como relegiosos e ideológicos.
Sin embargo, no fue este el primero de los intentos de cambiar el cómputo del tiempo durante la Revolución, dado que era una forma de romper con el Antiguo Régimen. La primera propuesta fue lanzada por el astrónomo Lalande, en mayo de 1790, propuesta que se concreta en:

  • Hacer comenzar el año el 1 de abril, momento de la renovación de la naturaleza.
  • Hacer comenzar la era de la Libertad en 1 de abril de 1789.

La aplicación de este nuevo calendario puede seguirse en publicaciones como Le Moniteur. En su número del 14 de julio de 1790, se marca este año como el II de la Libertad, así hasta agosto de 1792, fecha en que cae la monarquía y tras la cual se adopta el lema de IV año de la Libertad y I de la Igualdad (Le Moniteur, 24 de septiembre de 1792).
Tras el establecimiento de la I República, en septiembre de 1792, se adopta la mención de Año I (de la República francesa). A partir del 1 de abril de 1793 se habla del Año II.
Estas diferentes adopciones tuvieron un correlato oficial, a través de decretos legislativos, o en la acuñación de moneda. Sin embargo, sólo el uso del año republicano pasó de ser una práctica revolucionaria a ser institucional. La Convención creó un comité para esta tarea.
A partir del decreto de la Convención, del 5 de octubre de 1793, se establecen los criterios oficiales para el calendario revolucionario que sustituye al abolido calendario gregoriano. Este nuevo calendario se puede detallar así:

  • Se establecen años de 12 meses, cada uno de 30 días. Se añaden 5 días complementarios los años normales, y 6 los bisiestos. Estos días se restan a Fructidor, que acaba en 16 de septiembre, y entre el 16 y el 22 se llaman días epagómenos o sansulótidos, y se dedican a fiestas. El año comienza en 22 de septiembre, es decir, el 1 de Vendimiario.
  • Los meses se dividen en 3 décadas de 10 días, que sustituyen a las semanas de 7. Los meses comienzan en los días 21 de los meses gregorianos, salvo algunos que lo hacen en los días 18, 19 o 20, según el mes. Los meses reciben el nombre de acuerdo con las estaciones del año:

o       Vendimiaire        21 de septiembre, otoño
o       Burmaire
o       Frimaire
o       Nivôse                21 de diciembre, invierno
o       Pluviôse
o       Ventôse
o       Germinal             21 de marzo, primavera
o       Floréal
o       Prairial
o       Messidor              21 de junio, verano
o       Themidor
o       Fructidor


  • Cada década, numerada (1ª, 2ª y 3ª), cuenta con 10 días también numerados: primidi, duodi... quintidi..., décadi. El día festivo en el décadi, salvo para los escolares, que descansan también en quintidi. Es un intento de suprimir las celebraciones religiosas y eliminar el domingo como referente festivo y religioso. Los santos diarios son sustituidos por referencias a la naturaleza. Puede verse en la siguiente tabla, relativa a los días de los meses de verano:



A efectos de cómputo, el Año I de este calendario comienza el 22 de septiembre de 1792, y termina el 21 de septiembre del 93, y así sucesivamente.

Dos muestras de tabla de correspondencia entre el calendario republicano y el gregoriano




Este calendario se usó durante catorce años, hasta la consolidación del Imperio. Fue abandonado en 1 de enero de 1086 (10 de Nivôse del Año XIV), fecha a partir de la cual fue restaurado el antiguo calendario gregoriano. Al fin y al cabo, Napoleon había recuperado las buenas relaciones con la Iglesia católica, como medio de reconciliar las divisiones sociales y políticas de la Francia post-revolucionaria.

Para facilitar la tarea de hallar las correspondencias entre el calendario revolucionario y el gregoriano, añadimos un calculador automático, en este enlace, como el de la fotografía inferior. 

 



FUENTE: Péronnet, M., Vocabulario básico de la Revolución francesa. Barcelona, Crítica, 1984.

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